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Ampa Macarena

La pobreza concertada

Artículo de Mª Eugenia Sánchez, publicado en la revista ESCUELA.


Hace un par de semanas nos levantábamos con la noticia de que el Gobierno estaba dispuesto a retirar los conciertos educativos a aquellos centros que incumplieran la ratio de alumnos extranjeros. En Andalucía, Junta y sindicatos ya habían llegado a un acuerdo el pasado mes de mayo para que se realizara un reparto equitativo del alumnado inmigrante en todos los centros sostenidos por fondos públicos. Pero, ¿a qué tipo de inmigrantes nos estamos refiriendo? No olvidemos que tan inmigrante es el que llega a nuestro país arriesgando su vida en una patera, dispuesto a trabajar en las condiciones más precarias y a vivir en constante situación de exclusión social, como el licenciado en medicina que llega de Venezuela y que, después de haber firmado un contrato laboral
estable en el Servicio Andaluz de Salud, solicita matricular a sus hijos en el centro escolar más cercano al hospital.

El problema no sólo está en las palabras “inmigración” o “extranjería”, radica principalmente en la pobreza y la marginalidad. No discriminamos a los árabes que veranean en la Costa del Sol ni a la senegalesa dueña de un restaurante africano, de la misma manera que no se discrimina a Antonio Canales por ser de etnia gitana. Pero es difícil encontrarnos con alumnos magrebíes, rumanos o gitanos en situación de riesgo, esperando con sus uniformes impecables a las puertas de un centro concertado.

Honrosas excepciones lo confirman. Por eso resulta esperanzador comprobar que nuestras leyes en materia de educación siguen dando pasos hacia la igualdad de oportunidades y hacia una mayor justicia social. Lo mismo ocurre con el alumnado con necesidades educativas especiales. Es cierto que los Centros Concertados están obligados a hacer reserva de puestos escolares para estos alumnos, pero la inmensa mayoría alega que, “como no tienen recursos para atenderles”, no los pueden admitir. De esta manera, las minorías étnicas, las discapacidades, los desfases curriculares por desventaja social y las dificultades graves de aprendizaje se quedan en la enseñanza pública…mientras un gran sector de la enseñanza concertada emplea sus recursos, que son los nuestros, los de todos, no en contratar personal cualificado para atender las diferentes necesidades de los alumnos y alumnas, sino en campañas de sensibilización contra la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía, por poner un ejemplo. Nos les vendría mal a muchos “repasar” algunos de los conceptos que se tratarán en esta materia, como son la igualdad, la justicia y la solidaridad.

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