Curso nuevo, problemas viejos (Diario de Sevilla 18-9)
Y, sin embargo, ayer volvieron a reproducirse las escenas ... de colegios cerrados por obras o graves deficiencias (Altos Colegios de la Macarena),
La Consejería de Educación habla de "normalidad" en el inicio del nuevo curso al considerar que las incidencias han afectado sólo al uno por ciento de los 1.177.030 niños andaluces que se incorporaban a clase (versión oficial), pero y salvando las distancias, al igual que en una operación retorno de tráfico el número de accidentes es mínimo en proporción a los millones de desplazamientos que se realizan y no por ello dejan de provocar alarma social, la teoría de los grandes números no puede ni debe servir de coartada para ocultar los problemas acaecidos en la vuelta a los colegios, al menos en Sevilla y su provincia. Educación es la única consejería de la Junta que goza de un privilegio único cada año: la paralización de la actividad docente durante los meses de verano. Cualquier consejero se daría con un canto en los dientes con tal de que los problemas de su ramo se le quedaran congelados durante dos o tres meses, tiempo que podría emplear en planificar su resolución sin las urgencias del día a día, adoptar medidas preventivas con antelación suficiente, redactar proyectos legislativos, etcétera. ¿Imaginan cómo estaría el consejero de Empleo si tuviera la garantía anual de que durante un trimestre no habría ni un solo conflicto laboral en la región o ningún parado más en las estadísticas? ¿O a la consejera de Medio Ambiente disfrutando de tres meses sin un solo incendio forestal y ningún lince atropellado? El reloj no se detiene, ni en verano ni en ninguna otra estación, para los responsables públicos salvo para la consejera de Educación, que desde julio hasta septiembre se beneficia de una tregua temporal que debería permitirle pasar de gestionar lo urgente del día a día a lo importante del medio y largo plazo. Si la política consiste en prever, ningún otro departamento tiene ese tiempo de planificación pura como el de Educación. Y, sin embargo, ayer volvieron a reproducirse las escenas de niños sin plaza en Sevilla Este (570) y Tomares, de colegios cerrados por obras o graves deficiencias (Altos Colegios de la Macarena), de bajas de profesores sin cubrir, de docentes con la incógnita de su destino final... Problemas previsibles desde junio pero que la Junta sigue mostrándose incapaz de resolver cada septiembre.
La Consejería de Educación habla de "normalidad" en el inicio del nuevo curso al considerar que las incidencias han afectado sólo al uno por ciento de los 1.177.030 niños andaluces que se incorporaban a clase (versión oficial), pero y salvando las distancias, al igual que en una operación retorno de tráfico el número de accidentes es mínimo en proporción a los millones de desplazamientos que se realizan y no por ello dejan de provocar alarma social, la teoría de los grandes números no puede ni debe servir de coartada para ocultar los problemas acaecidos en la vuelta a los colegios, al menos en Sevilla y su provincia. Educación es la única consejería de la Junta que goza de un privilegio único cada año: la paralización de la actividad docente durante los meses de verano. Cualquier consejero se daría con un canto en los dientes con tal de que los problemas de su ramo se le quedaran congelados durante dos o tres meses, tiempo que podría emplear en planificar su resolución sin las urgencias del día a día, adoptar medidas preventivas con antelación suficiente, redactar proyectos legislativos, etcétera. ¿Imaginan cómo estaría el consejero de Empleo si tuviera la garantía anual de que durante un trimestre no habría ni un solo conflicto laboral en la región o ningún parado más en las estadísticas? ¿O a la consejera de Medio Ambiente disfrutando de tres meses sin un solo incendio forestal y ningún lince atropellado? El reloj no se detiene, ni en verano ni en ninguna otra estación, para los responsables públicos salvo para la consejera de Educación, que desde julio hasta septiembre se beneficia de una tregua temporal que debería permitirle pasar de gestionar lo urgente del día a día a lo importante del medio y largo plazo. Si la política consiste en prever, ningún otro departamento tiene ese tiempo de planificación pura como el de Educación. Y, sin embargo, ayer volvieron a reproducirse las escenas de niños sin plaza en Sevilla Este (570) y Tomares, de colegios cerrados por obras o graves deficiencias (Altos Colegios de la Macarena), de bajas de profesores sin cubrir, de docentes con la incógnita de su destino final... Problemas previsibles desde junio pero que la Junta sigue mostrándose incapaz de resolver cada septiembre.
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