Prensa: Diario de Sevilla - Especial Altos Colegios (página 4 de hoy)
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El Colegio Macarena-Altos Colegios es en la actualidad un páramo. Por segundo año consecutivo, sus puertas permanecen cerradas por obras para el año académico. Dentro, entre la soledad de las canastas de baloncesto y el boato de las placas de quienes lo inauguraron, una señal de tráfico en la que se lee Peligro Zona Escolar. En realidad debería decir Peligro Zona sin Escolarizar. Los alumnos de los Altos Colegios están curtidos para los cambios. Los hay que en un solo curso cambiaron de país, de ley educativa y de colegio. Lo que no ha cambiado es el sello de identidad de este colegio público, uno de los pioneros de la enseñanza pública. Los altos Colegios, cuadrilátero pedagógico delimitado por las calles Bécquer, Feria, Resolana y Pacheco Núñez de Prado, cerró sus puertas y tras una larga batalla, los padres de los alumnos consiguieron el traslado al colegio Padre Manjón, un edificio racionalista ubicado junto a la iglesia de Santa Marina que fue instituto y también sede de la Unesco. 22 son los países representados en el alumnado del colegio Padre Manjón, una ubicación provisional y definitiva al mismo tiempo. "Nuestra pretensión es que en un futuro se utilicen los dos colegios", dice Carmela Navarro, madre de alumno y de la vocalía de Alemán del colegio. "Cuando se junten tres líneas de Infantil, el edificio se quedará pequeño. Como empiecen a coger la biblioteca y el gimnasio, volveremos a quedarnos sin dotaciones". Es el primer curso de Leilei Ma, un niño chino de 14 años que apenas sabe hablar español. No tendrá obstáculos. "La población inmigrante es muy importante, pero nunca ha sido un problema", dice José Ramón Portillo, padre de alumna, responsable de la página web del colegio y profesor de Matemáticas en la Facultad de Informática. "Hay alumnos procedentes de muchos países y eso impide que se formen guettos". Junto a dos colegios de Torrox (Málaga) y uno de Chiclana (Cádiz), este centro es uno de los cuatro que en Andalucía tiene programa bilingüe de Alemán. El colegio Macarena, denominación de origen y de destino de este centro, tiene intercambio con una escuela de Berlín. "En este colegio hay padres alemanes y padres que hablan alemán". Es el caso de Carmela, la madre de David, alumnos que ya ha viajado tres veces al país de Goethe y Beckenbauer. Uruguay es uno de los 22 países en esta Unesco infantil. "Mi hijo obtuvo la última plaza que quedaba libre", dice nada más dejarlo en el centro Joaquín Doldán, dentista uruguayo, padre de Lautaro. "Sus amigos le llaman Lau porque el nombre, aunque sea el libertador de Chile, no les resulta muy familiar. Mi hijo se puso a buscar el día de su santo, hasta que le dije que los indios no tienen santo. Se quedó con San Jorge, por el dragón". El goteo es interminable. Es la hora de los padres, que vuelven sin sus vástagos. Mark, profesor de Inglés en el Clic, va por la calle San Luis (de los Franceses) para este colegio en el que hasta las matemáticas se dan en alemán. "Este colegio es una conquista de los padres", dice Doldán, "el proyecto inicial era convertirlo en sede de la Universidad a Distancia". El responsable de la página web está deseando volver a Feria-Resolana, la genuina curva de la Macarena que da nombre al colegio. "Me da la sensación de que hay padres que en su lucha, más que para arreglar los altos Colegios, presionaron para quedarnos en Padre Manjón. A mí me gusta más el otro". Antes abrirán la torre de los Perdigones. |
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